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sábado, 15 de octubre de 2011

DE CHAMORGA AL FARO DE ANAGA

La isla de Tenerife es mucho más que playas, turismo y el Teide. En las vacaciones de este año, con el chaval un poco más crecido, he podido recorrer algunos parajes menos conocidos, y hasta cierto punto alejados de las rutas turísticas. Uno de los lugares que más me llamaban era el parque de Anaga, en el extremo nororiental de la isla. Se trata de un terreno volcánico muy erosionado, que se eleva hasta los 1000 mts de altura desde el nivel del mar. La erosión ha formado una gran cantidad de barrancos. Así mismo, los aliseos dominantes del noroeste, hacen que la humedad se quede en las zonas altas, dando lugar al llamado bosque de laurisilva, el cual únicamente existe aquí, y en las islas de la Gomera y de la Palma.

El centro del parque se encuentra en el centro de visitantes de la Cruz del Carmen, en la carretera TF-12, donde se encuentra la ermita del mismo nombre:


Aquí existe un mirador desde donde si el día es claro se puede ver una magnífica estampa del Teide:


Donde por cierto mi mujer me sacó una bonita foto


El número de rutas es elevadísimo. Me costó decidirme, y aunque hay algunas realmente duras, de hasta 8 y más horas de duración, me decidí por la que lleva del pueblo de Chamorga al faro de Anaga. En realidad es una circular, pero finalmente decidí acortarla por el tiempo (empezamos muy tarde) y porque tampoco quería agotar a Eva y a Danel, que las vacaciones estaban empezando y había muchísimas cosas que ver. En el siguiente mapa, la ruta aproximada. En puntos, lo que hubiese sido la ruta completa, con descenso al faro de Anaga, y posterior vuelta por el barranco de Roque Bermejo:


Para llegar a Chamorga, no hay más que seguir la carretera hasta que se acabe, pero vaya carretera. Son sólo 25 kms, pero difícilmente se pueden pasar los 40 kms/hora. Como Eva lleva mal lo de las curvas, tuvimos que parar en un area de descanso (hay varias, ya que en la carretera es imposible parar), donde aproveché para hacer una pequeña incursión en el laberinto de Lauriselva:


El bosque es itrincadísimo. Si te pierdes aquí no sé como se podría salir:


Una vez llegados a Chamorga, la carretera acaba. A partir de aquí sólo hay caminos. La sensación de haber llegado al final del mundo es intensa. Chamorga no son más que unas pocas casas, y un bar-tienda-de-todo:


Ah, y también hay una ermita, dedicada a la virgen de la Inmaculada Concepción, con un exterior muy sencillo:


pero con un precioso interior, como casi todas las de la isla:


Una vez llegados al final del pueblo, el asfalto se acaba, y comienza una pista de tierra que baja hacia el barranco. Hay que coger un camino que indica Tafada, y que sube hacia la derecha, ganando altura con rapidez, y desde donde se puede ver la pista que desciende hacia el barranco


Nos dirigimos hacia esa roca de curiosa forma, que nosotros bautizamos como "roca perro", pero que realmente se llama roque Pilón


El camino es fácil, aunque en ocasiones se estrecha. Danel ya está bastante acostumbrado, porque este año me ha acompañado bastantes veces al monte


Una vez ganado el roque Pilón (que yo no ví por donde atacar para intentar escalarlo), el camino desciende, y luego se mete en un bosquecillo


Para llegar a una nueva fuerte subida, donde se han excavado escaleras en el terreno


Tras este fuerte repecho llegamos a las casas de Tafada, hoy en día en ruinas, y según anunciaba un cartel, hoy en día zona de entrenamientos de podencos canarios


En este punto un sendero se desvía hacia la izquierda, que bordeará el acantilado para llegar al faro de Anaga. Decidimos no bajar, y en cambio seguimos el cordal de la montaña Tafada, para ver el faro a vista de pájaro


Llegados al final del mismo (no se puede seguir, salvo destrepe complicado), vemos el faro y el roque Bermejo


Parada para almorzar, que ya es hora


El espectacular Roque de Anaga


Unos simpáticos visitantes nos amenizan la comida. Pasamos un buen rato sacándoles fotos, y tirándoles los restos del almuerzo, del que dieron rápida y buena cuenta



Ya de vuelta, en la cima de la montaña de Tafada


El faro de Anaga no es el punto más oriental de la isla, pero podría considerarse como tal (en realidad sería la punta de Anaga, un poco más al sur, pero de más complicado acceso).

Volvemos al pueblo, donde nos tomamos una pica, Eva un nestea y Danel un kas en la tienda-para-todo, conocida como tienda de Alvarillo, y regentada desde hace un pilón de años por Alvaro López Gil. Agradecí el sabor de un lugar así en una isla donde todo parece que tiene que ser masificado y turístico, pero que como descubrimos no tiene porqué ser así.

De nuevo en el coche, Eva vuelve a pasarlo mal con las curvas, y nos toca detenernos, en este caso en el Bailadero, justo en la divisoria de la cordillera, donde hay excelentes vistas hacia el sur y pueblo de Igueste de San Andrés (de donde parte otra interesante ruta que me quedé con ganas de hacer):



como hacia Taganana, el núcleo más importante del parque


Me hubiese gustado bajar a Taganana, pero la carretera, y el estómago de Eva, me hacen bajar por el otro lado, para buscar la capital, y volver al hotel. De todas formas, aun tuvimos que hacer otra parada más, donde aproveché para sacar a los típicos abancalamientos, construcción típica de la zona para asentar el terreno, y conseguir mayor superficie cultivable:



La carretera acaba en el pueblo de San Andres, donde se encuentra la playa de las Teresitas, y donde acabamos aparcando con la intención de bañarnos. Al final no hubo lo que hay que tener, porque en octubre el agua de mar está ya bastante fría.


Pueblo de San Andrés desde la misma playa


Excursión muy sencilla, aproximadamente 4 horas, pero estuvimos parados más de una hora, almorzando y sacando fotos a los lagartos. Casi se hace más difícil el llegar a Chamorga, sobre todo si alguien tiene problemas de mareo. El descenso al faro, y posteriormente al caserío de roque Bermejo, por lo que he leido es batante duro (600 mts de desnivel en un espacio muy corto). Y luego quedaría remontar el barranco, que por lo que vi, me pareció bastante tendido.

Anaga es un auténtico paraíso del senderismo, y me quedé con muchas ganas de hacer más rutas, pero el tema es que tenía otras muchas cosas que ver, así que si vuelvo, o mejor, cuando vuelva, seguiré descubriéndolo.

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