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sábado, 30 de junio de 2007

ASCENSION AL GARMO NEGRO (3066)

Tras 4 años haciendo monte con cierta asiduidad, y casi dos desde que hice mi primer dosmil, tenía ganas de intentar alcanzar los 3000 mts, que en cierto modo parece una frontera más a superar. El 2007 estaba siendo un año complicado para hacer monte, cambios familiares (mi mujer embarazada de nuestro primer niño), cambios en el trabajo hacia un puesto ¿mejor? pero que yo no quería ni en pintura... en fin, el hecho es que me apetecía este salto cualitativo (que no cuantitativo, porque Collarada tenía todo para asemejarse tremendamente a un tresmil).

Uno de los problemas que tenía era la falta de material (posteriormente en mi incursión al Perdido me hice con crampones y piolet), otro que tenía que elegir algo que pudiese hacer en el día (un palizón desde Bilbao). Tras mucho mirar, me decidí por Garmo Negro, un sencillo tresmil de la zona de Panticosa, y lo más cercano que me podía quedar de Bilbao. Tras un primer intento abortado por el tiempo, el 30 de Junio decido que va a ser el día, y hacia allí me dirijo.

La ascensión no tiene dificultades reseñables, pero por la fecha en que fuimos, nos encontramos con un enorme nevero antes de alcanzar el collado entre Garmo y Argualas, nevero que sorteamos sin material, tras constatar que la nieve estaba bastante blandita. En cuaalquier caso mi idea era volverme, si veía excesivas complicaciones. Al margen de esto, absolutamente ninguna dificultad, ya que el objetivo se ve desde Baños de Panticosa, donde comienza la ascensión.

Aquí dejo el croquis con el mapa de la ascension:



Una vez llegados a Baños de Panticosa, que más que un pueblo es un resort turístico, dejamos el coche donde encontremos hueco (a nosotros nos tocó dejarlo en la carretera a unos 200 mts del pueblo propiamente dicho). Hay un embalse que recoje las aguas que caen de los macizos que nos rodean. Miremos hacia donde miremos estamos asediados por altísimas cumbres. Nuestro objetivo se divisa ¿ahí mismo? Parece que lo podamos tocar, pero nos quedan más de 4 horas de dura ascensión.



Bordeamos el pequeño embalse y pasamos al otro lado. Un cartel nos indica el refugio de piedra, pero seguimos de frente, internándonos por una senda en la arboleda. El camino no tiene pérdida en esta primera parte, ya que el camino está perfectamente definido. Al de un cuarto de hora nos desviamos para contemplar esto:



El invierno no ha traído mucha nieve, pero la primavera ha sido fría y con abundante precipitación, que ha acumulado nieve en las alturas, de forma que el deshielo se hace notar con fuerza. Otra media hora más, y me vuelvo a desviar, para retratar otra cascada, en esta ocasión con el Argualas como magnífico telón de fondo:



Al de poco más de una hora llegamos a campo abierto, es la Mallata Baja. Decidimos no parar, aun estamos muy abajo, y el camino que nos queda es duro. Al salir de la Mallata baja, el camino gira hacia el norte, a partir de aquí la subida se endurece, y seguimos avanzando hacia otra zona de prados de altura, la Mallata alta, justo antes de la cual el camino vuelve a girar hacia la izquierda (oeste). El Garmo y la aguja de Pondiellos se nos presentan impresionantes desde aquí:



Desde este punto caben dos opciones (bueno y una tercera que desconozco). La primera es continuar por el camino hacia el evidente collado de la derecha, el cuello de Pondiellos, y antes de llegar al mismo desviarnos a la izquierda hacia la zona del nevero. Optamos por subir por esta opción. La otra opción es el barranco de las Argualas. Desde la Mallata Alta, dirigirnos hacia la parede que nos cierra el paso a nuestra izquierda, y por allí remotar un barranco con algún paso delicado. Tomamos esta opción a la bajada, y sin ser difícil, sí que es cierto que exije algún destrepe. Pongo una foto de la zona por la que descendimos:



Nos habíamos quedado en la Mallata alta; como digo, continuamos en dirección al cuello de Pondiellos, y más arriba cogemos un evidente desvío a la izquierda, a unos 200 mts del collado. Seguimos por el nuevo camino sin apenas ganar altura, hasta que llegamos al nevero. Y aquí el dilema. Afortunadamente son ya las 12:00 y la nieve está bastante blanda (a la bajada sería una sopa), así que continúamos sin material ni nada.



Y aquí estoy yo, con el impresionante Vignemale (dios, como me gusta esta montaña), guardándome las espaldas:



El nevero se atraviesa en diagonal hacia la izquierda, subiendo levemente, hasta llegar a una impresionante cubeta, desde donde se aprecia de frente de forma muy clara el collado que debemos de ganar, ya en plena arista entre el Argualas y el Garmo Negro. Salimos del nevero y el último tramo lo realizamos por roca y cascajos.

Una vez en la arista giramos a la derecha por la misma en dirección a Garmo Negro (el Algas y el Argualas están a la izquierda). El día es bastante bueno, y hay mucha gente haciendo las dos secciones de la arista. La cresta en cuestión es muy fácil y se hace sin ningún problema. Me quedé con ganas de hacer la de Algas y Argualas, que creo que es más difícil, pero se nos hacía tarde, y decidimos dejarlo para otra ocasión.

Por fin, tras 4 horas (aproximadamente) alcanzo la cumbre de mi primer tresmil, el Garmo Negro:



Otra vez con el Vignemale de fondo:



Y otra con el Vignemale sin bicho; que le voy a hacer, es que esta montaña me encanta



Y que decir de los Infiernos con sus impresionantes marmoleras



Descansamos y nos preparamos para la bajada; sí de allí abajo, de ese agujero venimos



El descenso de la zona del nevero, mucho más fácil que la bajada (no es lo habitual), pero la nieve estaba hecha arena, y bajamos deslizándonos en un momento. Luego, como ya he comentado, no seguimos la ruta del barranco de Pondiellos (por donde subimos), sino la del barranco de Argualas. Me pareció algo más difícil por algún destrepe, que quizás sea evitable, porque la zona es un poco caótica, en cualquier caso, la ruta más evidente y sencilla es la de subida.

La bajada la hicimos a buen ritmo, pese a que a mi se me suelen atragantar, y al final en poco más de 7 horas en total estábamos de nuevo en el coche, tras tener una conversación de lo más peculiar mi compi y yo sobre si seríamos capaces de forzar la máquina después de la paliza e ir a correr 10 kms, por supuesto a cambio de una buena recompensa.... la falta de oxigeno provoca estas cosas.

Para concluir, los colosos de Panticosa se despiden de nosotros en esta soleda tarde del 30 de junio, en el que por fin, tanto Lipe como yo nos convertimos en tresmilistas.

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